Cosas de la novela gótica

Foto: crudedoodle.com

Decidme en serio, zorruneros: ¿qué imágenes aparecen en vuestra cabeza cuando os dicen "novela gótica"? Os doy tres segundos: uno, dos y... tres. ¿Tiene algo que ver con esto?:

"Durante todo un día de otoño, triste, oscuro, silencioso, cuando las nubes se cernían bajas y pesadas en el cielo, crucé sólo, a caballo, una región singularmente lúgubre del país; y al fin, al acercarse las sombras de la noche, me encontré a la vista de la melancólica Casa Usher. No sé cómo sucedió, pero, a la primera ojeada sobre el edificio, una sensación de insufrible tristeza penetró en mi espíritu. Digo insufrible, pues aquel sentimiento no estaba mitigado por esa emoción semiagradable, por ser poético, con que acoge en general el ánimo hasta la severidad de las naturales imágenes de la desolación o del terror. Contemplaba yo la escena ante mí -la simple casa, el simple paisaje característico de la posesión, los helados muros, las ventanas parecidas a ojos vacíos, algunos juncos alineados y unos cuantos troncos blancos y enfermizos- con una completa depresión de alma que no puede compararse apropiadamente, entre las sensaciones terrestres, más que con ese ensueño posterior del opiómano, con esa amarga vuelta a la vida diaria, a la atroz caída del velo."

Así comienza la mítica obra de E. A. Poe "La Caída de la Casa Usher" (1839), y si habíais pensado en algo así pues enhorabuena porque estáis en lo correcto e igual os interesa lo que viene a continuación. Y si no habéis acertado pues quedaros igual y así aprendemos juntos.

La novela gótica surgió, cómo no, en Inglaterra durante el siglo XVIII y su aparición, como suele ser normal en este tipo de acontecimientos, deja poco al azar. Acaba de comenzar el siglo XVIII y empieza con una crisis de las ideas racionalistas del siglo anterior (Descartes, para que nos entendamos). Todo ese racionalismo, con su empirismo, se viene un poco abajo y por eso gozan de cierto auge esas historias que hablan de cosas y fenómenos sobrenaturales. Eso, unido al desazón con la literatura augusta de la época (más preocupada por la crítica o la sátira) y a pequeños  hechos aislados como la irrupción de las máquinas de vapor, que va haciendo que la gente goce de algo más de tiempo libre, hace que se cree ese caldo de cultivo para que el lector demande personajes fascinantes que se ven envueltos en peligros para llegar, o no, a aquella muchacha presa de un malvado ser demoníaco. Todo ello con una estética de lo más romántica, ya que son muy habituales en la novela gótica esos paisajes sombríos, bosques oscuros o elementos medievales tipo castillos o pasadizos.

La novela gótica se extiende como género aparte durante el siglo XVIII y a raíz, sobre todo, de la publicación de "El Castillo de Otranto" de Horace Walpole (1764), que es considerada la primera novela gótica de la historia, y se desarrolla a partir de entonces en tres subgéneros más o menos diferenciados: 

- El Gótico Histórico, que intenta recrear o volver al pasado, como Clara Reeve en su "El Viejo Barón Inglés" (1977),

- La Escuela del Terror, cuyos temas estaban basados en el suspense sobre fuerzas sobrenaturales, como  Ann Radcliffe con "Los Misterios de Udolfo" (1794) 

- y la Escuela del Horror, que va un paso más allá e introduce elementos que rozan lo bizarro y lo macabro, como es el caso de "El Monje", de Matthew Gregory Lewis.

La novela gótica, de todas formas, aunque no sea cien por cien realista tampoco es fantasía pura y dura. De hecho te hace dudar porque muchas de ellas comienzan de una manera realista con la presentación de un escenario cotidiano y unos personajes cotidianos que hacen cosas cotidianas, pero luego todo ello se va tornando oscuro y hasta tétrico.

La simbología, como no puede ser de otra manera, estará muy presente en este tipo de novela, encontrándonos, entre otras cosas, con elementos que evocan prisiones emocionales en forma de castillos o conventos (muy psicoanalista, por cierto) y muchas características particulares como el uso de países y localizaciones Mediterráneas (¿y por qué? Pues porque se encontraban lejos de Inglaterra y daban sensación de remoto) o solitarias montañas (ahora la gente vivía más en las ciudades) y era también más o menos común que en algunas obras se recurriera a épocas antiguas donde la tortura o el castigo estaba más normalizado.

Por supuesto este tipo de novelas tenían tres personajes claramente definidos: el villano gótico (normalmente científicos locos -antiempirismo otra vez-, fantasmas, gente deforme...), cruel y sádico y que tienta o engaña a otro de los personajes: la heroína, que es "la perseguida", solitaria, pura, y que simboliza la bondad (la mayoría de novelas góticas, por cierto, presenta a la heroína como una chica de origen dudoso). Y, claro, como bien suponéis, el tercero en discordia es el héroe o amante, encargado de luchar contra el mal en favor del bien.

Y básicamente esto es la novela gótica. Misterio, suspense, miedos, problemas... todo recubierto de elementos sobrenaturales e incluso medievales y en los que la atmósfera de terror, las casas encantadas y los cementerios están a la orden del día. Si os interesa el tema, además de las obras que hemos comentado más arriba, novelas como "Frankestein o el Moderno Prometeo", "Melmoth el Errabundo" o más modernas como "La Leyenda de Sleepy Hollow" o "El Retrato de Dorian Gray" formarán pronto parte de vuestra biblioteca gótica. En España el género no tuvo ni el boom ni el posterior renombre del que gozó en las islas británicas, pero sí que se dejó ver de vez en cuando, ya en el siglo XIX en las "Leyendas" de Bécquer, o con José de Urcullu y sus traducciones de "Cuentos de Duendes y Aparecidos" (1825) o Agustín Pérez Zaragoza con su "Galería Fúnebre de Espectros, Aparecidos y Sombras Ensangrentadas" (1831)

¿Conocíais la novela gótica? ¿Cuál es vuestra obra favorita? En Don Zorruno somos muy lectores, ¿nos recomendáis alguna? 

Tiantian