The Drawing Challenge - Semana 31
¡Hola, mis pequeños saltamontes!
*ALERTA SPAM* Podéis ver mi anterior dibujo (Frase favorita) aquí.
¡Buff! Llevamos ya más de medio año con el reto, he escrito ya 32 posts relacionados con él, y he hecho más de 30 dibujos contado descartes y definitivos. No hay una razón especial para que esté diciendo esto en este momento. Lo suyo es que lo hubiera dicho en la semana 25, pero se me olvidó, así que lo digo ahora o se me volverá a olvidar de nuevo.
Bueno, después de este pequeño paréntesis, os anuncio que el tema de esta semana no es nada más y nada menos que Magia. Sí, magia. ¡Magia! Y sálvese quien pueda. Como si los demás temas no me hubieran dado bastantes dolores de cabeza, ahora me ponen esto.
Quiero dejar claro que no voy a dibujar a Harry Potter o nada que se le relacione, sería demasiado fácil y obvio. Pero tampoco he sido todo lo original y creativa que podría haber sido. La única excusa que tengo es que me dejó tan descolocada el tema que no se me pudo ocurrir otra cosa. En fin, juzgad vosotros mismos:
¡Aquí lo tenéis! Representa ese momento en el que te acaban de hacer un truco de magia y te quedas perplejo, aún cuando pensabas que estabas atento a todos los posibles movimientos del prestidigitador en cuestión. Esa sonrisa estúpida que se te queda como señal del engaño que acabas de presenciar. Además, me he tomado la libertad de adjuntar las frases más comunes que se suelen decir después de que nos hagan un truco de magia, ya sea un juego de cartas, o de mentalismo, o de telequinesis, o de lo que sea: las reacciones suelen ser siempre similares entre sí. Y, por supuesto, aparte de los comentarios de halago y sorpresa, nunca falla el listillo que intenta averiguar el mecanismo del truco, el cual el 99% de la veces es erróneo.
Para mí esto es magia. El jugar con la mente de las personas, o mejor dicho, con su cerebro. Porque, como bien se dice: La magia es la ciencia que todavía no entendemos. Así, en cuanto se explica el proceso ya no tiene ningún misterio, todo parece cotidiano. Pero cuando no es explicado, por muy sencillo que sea el mecanismo del engaño, si se hace correctamente y en su debido momento, puede engañar a cualquiera, hacer reír a niños, hacer flipar a adolescentes y hacer replantearse a adultos hechos y derechos lo que acaban de presenciar, generando al mismo tiempo dudas que creían disipadas desde hacía tiempo.
Es solo mi forma de verlo.
En fin, mis pequeños saltamontes, como siempre podéis compartir vuestros dibujos a través de Facebook, Twitter e Instagram, usando el hashtag #tdc_semana31 o enviándolos a esta dirección.
¡Hasta pronto!
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