Hesse en verano
Todos tenemos varios libros en la sección de "pendientes de leer" de nuestras cabezas y el que diga lo contrario miente. Yo mismo tengo algunos (algunos muchos) en esa lista de espera mental aguardando a que mi amigo el tiempo me dé alguna tregua. Un día me interesé por esas mismas listas de espera de la gente que me rodeaba y en varias de ellas pude encontrar "Siddharta", de Hermann Hesse (Calw, Alemania, 1877; Montagnola, Suiza, 1962).
"Siddharta", publicado por primera vez en 1922, es una de esas novelas que te tocan tu esencia de ser humano. Corta y fugaz como un poema pero con toda la filosofía de un ensayo de la época, podrás leerla en una sola tarde. En ella, se cuenta la aventura de Siddharta, un chico hindú de la casta de los brahmanes que, un día, en su afán por hallar su yo verdadero, que será también el nuestro, abandona el hogar de sus padres.
El hilo conductor de la novela es, precisamente, el hilo mismo de la existencia humana: la búsqueda de un sentido, el deseo de encontrar la verdad en toda su significación filosófica, en el más amplio sentido de la vida. Por qué nacemos, por qué morimos. Por qué creamos y destruimos al mismo tiempo.
"Siddharta", una de las pocas novelas que consideraréis un acto de meditación más que una simple lectura, os absorberá porque os hará partícipes desde el primer momento de las peripecias de su protagonista. Contiene unos pasajes bellísimos que, sin duda, os inclinarán a la reflexión y a la búsqueda de la esencia misma de lo que nos rodea. Por poneros unos ejemplos, veréis a continuación la descripción de un personaje y una de las muchas inmersiones en la naturaleza que encontraréis entre sus páginas. Probad a ver qué os transmite:
Govinda miró con atención al monje de la túnica amarilla que en nada se diferenciaba de los otros centenares de monjes. No obstante, lo reconoció también Govinda: Este es. Y lo siguieron y lo observaron.
El buda continuó su camino modestamente, entregado a sus pensamientos; su rostro sereno no era alegre ni triste. Parecía sonreír levemente en su interior. Caminaba el buda con una sonrisa enigmática, sosegada, tranquila, parecida a la de un niño sano; llevaba el hábito y caminaba igual que todos los demás monjes. Pero su cara y su manera de andar, su mirada tranquila y modesta, su mano suave y quieta y aun cada dedo de esa mano, hablaban de paz, de perfección; no buscaba, no imitaba, respiraba suavemente, reflejando una tranquilidad imperturbable, con una luz imperecedera, una paz intangible.
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El calor del sol sobre sus cabellos era diferente, igual que el frescor de la sombra del bosque, el sabor del riachuelo y de la cisterna, de la calabaza y del plátano. Los días eran cortos como también las noches; cada hora huía con rapidez, como un velero sobre el mar repleto de riquezas, de alegrías. Siddharta veía una familia de monos saltando por las copas de los árboles y escuchaba sus gritos ávidos y salvajes. Siddharta miraba cómo un carnero perseguía a una oveja y cómo luego se juntaban. En el lago cubierto de cañas observó al lucio hambriento cazando de noche; delante de él, en el agua, se agitaban relucientes los peces jóvenes, llenos de miedo, y los remolinos que originaba el impetuoso cazador, llevaban el hálito imperioso de la fuerza y la pasión.Todo eso siempre había existido, y él no se había percatado, no había participado del mundo. Ahora sí. Por su ojo pasaba la luz y la sombra, por su corazón circulaban las estrellas y la luna.
Museo de Hermann Hesse en Montagnola, Suiza |
La india siempre habitó en el corazón de Hesse, desde la influencia de su abuela, gran estudiosa de la culturá hindú, hasta sus propios padres, que fueron misioneros en el país asiático.
La novela, que hemos dicho que fue por primera vez publicada en 1922, no alcanzó su éxito internacional hasta bien entrada la década de los 60 del siglo pasado, posiblemente impulsada por esa generación de jóvenes de la época y a través de esa mirada hacia lo oriental que conllevaba el movimiento hippie.
Ahora que el Mindfulness está tan de moda y que la gente suele lanzarse a leer en verano con eso de las vacaciones, desde Don Zorruno os animamos a descubrir esta pequeña joya del autor de "El Lobo Estepario". Estamos seguros de que os ayudará a encontraros a vosotros mismos.
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