Haiku

Pongamos como caso que te pido que me digas todo lo que sepas de la palabra "haikú". Posiblemente lo primero que te venga a la cabeza sea Japón, quizás también literatura y... si crees que  es poco más lo que puedes decir sobre haikús, entonces sí que te conviene seguir leyendo.

Efectivamente, "haikú" (también "jaiku" en español) es una palabra de origen japonés que hace referencia a una minuciosa y delicada composición poética de diecisiete sílabas cuyo origen de su origen ya podía apreciarse en el siglo VIII en Japón. El haikú puede parecer simplista y falto de cuerpo para los lectores menos instruidos, pero es toda una forma de expresión natural y de significación profundísima. Tanto es así que la filosofía zen, tan de moda estas fechas en occidente, lo ha utilizado constantemente para expresar esa espiritualidad que lleva consigo la contemplación de la naturaleza. 

Y es que la naturaleza, entendida como conjunto de todo lo que forma el universo y como esencia característica de cada ser, está muy presente en el haikú. Por supuesto que encontraremos poemas de diversas y dispares temáticas, pero básica y originalmente, el haikú está basado en esa naturaleza: 

Algo me han dicho 

la tarde y la montaña.

Ya lo he perdido.

En este ejemplo de J. L. Borges (1899-1986), uno de los pioneros en el haikú dentro de la poesía hispánica, vemos claramente esa espiritualidad de la que hablábamos claramente conectada a la naturaleza. Y también vemos la estructura básica del haikú, esto es, tres versos: el primero de cinco sílabas, un segundo de siete y el tercero y último de cinco otra vez. Como veis, simpleza, aunque puede que, debido principalmente a las traducciones, encontremos haikús que se salgan de esta disposición de 5+7+5. 

Esta simpleza y claridad es en sí misma la clave del haikú, ya que, mediante el mismo, lo que se pretende es la descripción, la fotografía, podríamos decir, de una escena real o imaginaria, la condensación de una idea en una mínima pincelada.  Matsuo Basho, una de las figuras claves de este arte y de la literatura japonesa, definió al haikú como "lo que está pasando en este lugar y en este momento", una idea que podemos asociar fácilmente al zen, filosofía que encuentra lo universal en aquello de mayor aparente insignificancia, de ahí esa conexión haikú-zen que antes comentamos. 

En un haikú es muy importante el concepto de "kigo" ("estación", en español), que es esa palabra por la que infieres en qué estación del año, qué momento del día o qué contexto natural rodea al haikú. Sería el caso de "sol" en el siguiente haikú de Masaoka Shiki (1867-1902):

Sobre las hojas verdes

que cubren la montaña

el sol pasea.

Ha sido y es tal la importancia del haikú en occidente que autores que nos son más conocidos como el propio Borges, Benedetti, Ezra Pound o el díscolo Kerouac lo han llegado a cultivar durante sus carreras artísticas. A continuación, os dejamos con una pequeña selección de haikús no sólo para que los leáis, sino para que los sintáis: 

Este camino

ya nadie lo recorre

salvo el crepúsculo

(Matsuo Basho, 1644-1694)

De no estar tú

demasiado grande

sería el bosque

(Kobayashi Issa, 1763-1827)

No sé tu nombre

sólo sé la mirada

con que lo dices

(Mario Benedetti, 1920-2009)

Qué distinto el otoño

para mí que voy

para ti que quedas

(Masaoka Shiki, 1867-1902)

En la montaña

y en el llano, quietud:

día de nieve

(Chiyo-ni, 1703-1775)

La luna,

la estrella fugaz,

mira a otra parte

(Jack Kerouac, 1922-1969)

¿Te animas a encontrar el "kigo" de estos poemas?, ¿te atreverías con tu propio haikú? Respira, abre tus ojos y mira el cielo o ciérralos para oír el mar o el viento, ¡no necesitas más inspiración!

Tiantian